Continuarás escribiendo, dijiste…
Fue entonces cuando me regalaste
la partitura de este día a día,
mientras tus labios entonaban la melodía
con la que atrozmente me sentenciaste.
Y ya no quise volver ser amante de nada.
Me deshice en llantos, rasgué el aire con suspiros
tiré los cantos y poesías, quemé los libros.
A dentelladas con ese destino
de raídos versos y letras
Odiando las metáforas
con la que te comparo y desatino.
Desde ese día a golpe de pluma y papel vacío
intento no ahogarme en el blanco
en el sin sentido…